
La comida en México es tan variada y se rodea de tanta tradición, que
ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la
UNESCO.
No se trata únicamente de complejas mezclas de ingredientes que
resultan en exquisitos platillos con olores que deleitan a sus
comensales. La experiencia de la gastronomía mexicana va más allá, y
pasa por lo dulce, salado, picante y crujiente.
Usted podrá degustar el delicioso cabrito de Monterrey, las
consistentes tlayudas de Oaxaca, las carnitas de Michoacán, el mole de
Puebla, o el pozole y el caldo tlalpeño por todo el territorio mexicano,
en donde las salsas y la tortilla siempre tienen lugar.
Variedades de tamal y de otros alimentos, o de bebidas hechas con
maíz, también lo esperan. Todo esto acompañado de un buen tequila, un
mezcal, café, chocolate o aguas frescas de frutas dulces y tropicales.
Cada región tiene sus propios estilos y rituales de preparación, lo que
da pie a la diversidad y garantiza la satisfacción de quien se atreve a
conocer sabores nuevos.
Un país grande ofrece alternativas culinarias para todos los gustos,
bebidas delicadas, frutas tropicales y una repostería también
sorprendente. A su paso encontrará finos restaurantes que preparan a la
carta los tradicionales platillos mexicanos con la mejor presentación y
el respaldo de chefs nacionales e internacionales.
También, lugares llenos de tradición, como los mercados, le ofrecerán
platos menos elegantes pero llenos de folclore, elaborados por los más
consumados cocineros al pie de la letra, pues han heredado las recetas
de generación en generación.
Entre los sabores se identifica la historia de un pueblo, las
pláticas y experiencias de las mujeres preparando alimentos en torno a
un comal caliente. La cocina mexicana es especias y hierbas de olor, y
entre combinaciones de sabor intenso que lo mismo utilizan semillas que
insectos, construyen un legado de gran trascendencia.
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